jueves, 17 de noviembre de 2016

EDUCANDO NUESTRAS EMOCIONES


EDUCARED: EDUCACIÓN EMOCIONAL
(Importante información que comparto)
Rafael Bisquerra

¿Educación Emocional?

Los conceptos complejos, como la educación emocional, no pueden describirse en una definición breve. Es un marco amplio lo que permite su conceptualización. A lo largo de esta obra se pretende ofrecer pistas para poder conceptualizar la educación emocional. Teniendo esto presente, y solamente con la intención de tener un punto de referencia, nos atrevemos a resumir la educación emocional en los siguientes términos: proceso educativo, continuo y permanente,  que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral. Para ello se propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones  con objeto de capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social.
La educación emocional es un proceso educativo continuo y permanente, puesto que debe estar presente a lo largo de todo el currículum académico y en la formación permanente a lo largo de toda la vida. La educación emocional tiene un enfoque del ciclo vital. A lo largo de toda la vida se pueden producir conflictos que afectan al estado emocional y que requieren una atención psicopedagógica.
La educación emocional es una forma de prevención primaria inespecífica, consistente en intentar minimizar la vulnerabilidad a las disfunciones o prevenir su ocurrencia. Cuando todavía no hay disfunción, la prevención primaria tiende a confluir con la educación para maximizar las tendencias constructivas y minimizar las destructivas. Los niños y jóvenes necesitan, en su desarrollo hacia la vida adulta, que se les proporcionen recursos y estrategias para enfrentarse con las inevitables experiencias que la vida nos depara. En definitiva se trata de capacitar a todas las personas para que adopten comportamientos  que tengan presente los principios de prevención y desarrollo humano. Aquí la prevención está en el sentido de prevenir problemas como consecuencia de perturbaciones emocionales. Se sabe que tenemos pensamientos autodestructivos y comportamientos inapropiados como consecuencia de una falta de control emocional; esto puede conducir, en ciertas ocasiones, al consumo de drogas, conducción temeraria, anorexia, comportamientos sexuales de riesgo, violencia, angustia, ansiedad, estrés, depresión, suicidio, etc. La educación emocional se propone contribuir a la prevención de estos efectos. Por otra parte se propone el desarrollo humano; es decir, el desarrollo personal y social; o dicho de otra manera: el desarrollo de la personalidad integral del individuo. Esto incluye el desarrollo de la inteligencia emocional y su aplicación en las situaciones de la vida. Por extensión esto implica fomentar actitudes positivas ante la vida, habilidades sociales, empatía, etc., como factores de desarrollo de bienestar personal y social. La educación emocional tiene por objeto el desarrollo de las competencias emocionales, de la misma forma en que se puede relacionar la inteligencia académica com el rendimiento académico. La inteligencia es una aptitud; el rendimiento es lo que uno consigue; la competencia indica en qué medida el rendimiento se ajusta a unos patrones determinados. De forma análoga se puede considerar que la inteligencia emocional es una capacidad (que incluye aptitud y habilidad); el rendimiento emocional representaría el aprendizaje. Se da competencia emocional cuando uno ha logrado un determinado nivel de rendimiento emocional (Mayer y Salovey, 1997; Saarni, 1988).

La competencia emocional está en función de las experiencias vitales que uno ha tenido, entre las cuales están las relaciones familiares, con los compañeros, escolares, etc. La hipótesis que planteamos es la posibilidad de potenciar la competencia emocional de forma sistemática mediante procesos educativos. A lo largo de este trabajo se intenta aportar más elementos que permitan comprender mejor el concepto de educación emocional, sus objetivos y finalidades, sus fundamentos, su justificación y necesidad, sus contenidos, etc.
La educación emocional supone pasar de la educación afectiva a la educación del afecto. Hasta ahora la dimensión afectiva en educación o educación afectiva se ha entendido como educar poniendo afecto en el proceso educativo. Ahora se trata de educar el afecto; es decir, de impartir conocimientos teóricos y prácticos sobre las emociones.

OBJETIVOS DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL
Los objetivos generales de la educación emocional pueden resumirse en los siguientes términos: 
- Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones 
- Identificar las emociones de los demás.
- Desarrollar la habilidad de controlar las propias emociones.
- Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas
- Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas
- Desarrollar una mayor competencia emocional
- Desarrollar la habilidad de automotivarse.
- Adoptar una actitud positiva ante la vida.
- Aprender a fluir
De estos objetivos generales se pueden derivar otros objetivos más específicos, en función del contexto de intervención. Algunos ejemplos son:
- Desarrollar la capacidad para controlar el estrés, la ansiedad y los estados depresivos.
- Tomar conciencia de los factores que inducen al bienestar subjetivo.
- Potenciar la capacidad para ser feliz.
- Desarrollar el sentido del humor.
- Desarrollar la capacidad para diferir recompensas inmediatas en favor de otras de mayor nivel  pero a largo plazo.
- Desarrollar la resistencia a la frustración.
Por extensión, los efectos de la educación emocional conllevan resultados tales como: 
-Aumento de las habilidades sociales y de las relaciones interpersonales satisfactorias.
-Disminución de pensamientos autodestructivos, mejora de la autoestima.
-Disminución en el índice de violencia y agresiones.
-Menor conducta antisocial o socialmente desordenada.
-Menor número de expulsiones de clase.
-Mejora del rendimiento académico.
-Disminución en la iniciación al consumo de drogas (alcohol, tabaco, drogas ilegales).
-Mejor adaptación escolar, social y familiar.
-Disminución de la tristeza y sintomatología depresiva.
-Disminución de la ansiedad y el estrés.
-Disminución de los desórdenes relacionados con la comida (anorexia, bulimia).
CONTENIDOS DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL
Los contenidos de la educación emocional tienen el propósito de lograr unos objetivos que se derivan del marco teórico que hemos presentado en otros apartados. Recogiendo todo lo que antecede podemos decir que lo que sugieren las investigaciones es que para aumentar la felicidad lo que se puede hacer es: mejorar las relaciones sociales, encontrar un trabajo que sea intrínsecamente satisfactorio, mantener buenas relaciones con los compañeros de trabajo, aprovechar el tiempo libre de forma satisfactoria. Y por supuesto hacer todo lo posible por conservar la salud.
Para mejorar las relaciones sociales suele ser efectivo el desarrollo de habilidades sociales. Lo cual puede tener una incidencia sobre la vida familiar, el matrimonio, los amigos, compañeros de trabajo, vecinos y  relaciones sociales en general. Todo ello son fuentes importantes de bienestar.
El trabajo satisfactorio es otra fuente de felicidad. Una orientación profesional que considere a la persona humana en su globalidad y complejidad puede ser un factor importante en la satisfacción profesional.

Lo mismo podemos decir del tiempo libre. Hoy en día la orientación en el tiempo libre y la pedagogía del ocio son vías de intervención con grandes perspectivas de futuro.
La salud casi se puede considerar como un requisito "sine qua non" para el bienestar emocional. Por eso la salud debe estar presente, como un elemento esencial, en la educación emocional.
Las habilidades de vida (life skills) y las habilidades para afrontar situaciones de conflicto (coping skills) deben considerarse como recursos que toda persona debería dominar para superar las crisis y conflictos que la vida depara. En este marco tiene cabida el entrenamiento asertivo, el cambio de atribución causal, la relajación, la reestructuración cognitiva, etc.
El dar sentido a la vida es otro factor positivo. Las aportaciones de la logoterapia de V. Frankl, utilizadas en una dimensión preventiva y de desarrollo, pueden ser altamente sugerentes para potenciar esta dimensión.

Entre los componentes que deberían incluirse en un programa de educación emocional están las siguientes:
 
1. Dinámica de grupos.- La habilidad esencial del líder implica iniciar y coordinar los esfuerzos de un grupo de gente.
2. Negociar soluciones.- Prevenir conflictos, solución de conflictos sociales y hacer de mediador son funciones esenciales en las relaciones interpersonales.
3. Conexión personal.- Las propuestas de Carl Rogers, con la empatía en primer lugar, facilitan los encuentros de amigos, familiares, laborales, etc. Para los educadores es una habilidad indispensable.
4. Análisis social.- Ser capaz de detectar y tener una visión de los sentimientos, motivaciones y preocupaciones de los demás, ayuda a intimar y mantener buenas relaciones.

Goleman cita siete ingredientes de la capacidad de aprender, todos ellos relacionados con la inteligencia emocional (p. 193-194):
1. Autoconfianza.- Un sentido de control y manejo del propio cuerpo y del comportamiento que se deriva; sentir que es más probable el éxito que el fracaso en lo que vaya a emprender; paralelamente sentir que los adultos son de ayuda.
2. Curiosidad.- Sentir que buscar y conocer cosas es positivo y satisfactorio.
3. Intencionalidad.- El deseo y la capacidad de tener un impacto; y actuar en esta dirección de forma persistente. Esto se relaciona con un sentido de competencia y de ser efectivo.
4. Auto-control.- La habilidad de modular y controlar las propias acciones, de forma apropiada a la edad. Un sentido de control interno.
5. Relaciones.- La habilidad de implicarse con otros, sentirse comprendido y comprender a los demás.
6. Capacidad de comunicar.- El deseo y la habilidad de intercambiar ideas, sentimientos y conceptos con otros.
7. Cooperación.- La habilidad de equilibrar las necesidades personales con las de los demás en una actividad de grupo.

Otros aspectos a tener presentes son la introspección, relajación, meditación, mindfullness, respiración, imaginación emotiva, reestructuración cognitiva, cambio de atribución causal, simulación, entrenamiento de habilidades, role playing, dinámicas de grupos, juegos, etc.
En resumen, los contenidos de la educación emocional giran en torno al conocimiento de las propias emociones, el manejo y control emocional, el conocimiento de las emociones de los demás, la utilización de las emociones como factor para automotivarse; la prevención de los efectos perjudiciales de las emociones negativas, la potenciación de las emociones positivas, la aplicación de estos conocimientos en las relaciones interpersonales, en el trabajo, en la vida social, en los momentos de conflicto, etc.

CONTEXTO EN QUE APARECE LA  INTELIGENCIA EMOCIONAL
Se considera que el primer artículo científico sobre inteligencia emocional es el de Salovey y Mayer (1990) con el título Emotional Intelligence. Este artículo pasó prácticamente desapercibido en el momento de su publicación. Hubo que esperar cinco años hasta que lo divulgó Daniel Goleman (1995). Otro artículo de Mayer, DiPaolo y Salovey (1990) ha tenido menos trascendencia.
A menudo pasa desapercibido que en 1994 se fundó el CASEL (Consortium for the Advancement of Social and Emotional Learning) con objeto de potenciar la educación emocional y social en todo el mundo. Es una institución que se propone la difusión de SEL (Social and Emotional Learning). Dicho en otras palabras, antes de la publicación del libro de Goleman (1995) ya había una institución dedicada a su difusión en la educación.
No fue hasta la publicación de Emotional Intelligence de Daniel Goleman (1995) cuando este concepto tuvo una difusión espectacular. Goleman reconoce que se basa en el trabajo de (Salovey y Mayer, 1990). Este libro fue un best seller mundial que hizo famoso a su autor.
En el éxito de la obra de Goleman intervinieron una serie de factores sociales, culturales y educativos, que es esclarecedor conocer. Algunos de ellos se comentan a continuación.
Poco antes de la publicación del libro de Goleman, había causado un impacto social la publicación de la obra The Bell Curve(Herrnstein y Murray, 1994), en la cual se pone el dedo en la llaga de la polémica entre igualitarismo y elitismo. Se justifica la importancia del CI para comprender las clases sociales en América y en otras sociedades. Estos autores defendían la postura elitista. Según ellos, la inteligencia de la gente se distribuye de acuerdo con la curva normal: pocos son muy inteligentes, muchos están en el medio, y unos pocos tienen poca inteligencia. Estas diferencias son difíciles de cambiar. Más adelante toman en consideración la relación entre la inteligencia y la economía, señalando una relación entre baja inteligencia y pobreza o desempleo; mientras que la alta inteligencia se relaciona con empleos bien pagados y con más salud. De esto se puede inferir que las personas inteligentes tienden a pertenecer a las clases altas, lograr títulos de prestigio, obtener empleos bien remunerados, casarse con parejas de su nivel socioeconómico y por tanto tienen mucha probabilidades de ser felices. Las personas poco inteligentes tienden a pertenecer a las clases bajas, obtener títulos profesionales de bajo nivel o abandonar los estudios antes de terminarlos, tener empleo precario y mal remunerado, pasando periodos en el paro, casarse con  parejas de su misma condición, y por tanto lo tienen muy difícil para ser felices. Además, esto es prácticamente inamovible. Poner sobre el papel ideas tan elitistas era provocar la reacción y la controversia. La resonancia fue tan grande, tanto en la prensa, en los mass media y en la literatura científica, que se llegó a hablar de The Bell Curve Wars (Fraser, 1995). En este ambiente llegó la obra de Goleman (1995), Emotional Intelligence, adoptando una postura de reacción al elitismo de The Bell Curve. Goleman contrasta la inteligencia emocional con la inteligencia general, llegando a afirmar que la primera puede ser tan poderosa o más que la segunda y que el EQ (emotional quotient) en el futuro substituirá al CI. Pero, lo que es más importante: las competencias emocionales se pueden aprender. Todas las personas pueden aprender inteligencia emocional. Por tanto, todos pueden ser emocionalmente inteligentes. En este sentido, Goleman tomaba la postura igualitaria, frente al elitismo.
El antagonismo entre razón y emoción, en la primera mitad de los años noventa había producido avances importantes a favor de la emoción en el campo de la neurociencia, el estudio de la emoción desde enfoques biológicos y cognitivos, la psiconeuroinmunología, etc., algunas de las cuales son recogidas en la obra e Goleman (1995) para difundirlas con un lenguaje periodístico. Esto ayuda a comprender mejor la popularización que a partir de este momento se produjo de la inteligencia emocional.
Goleman (1995) plantea la clásica discusión entre cognición y emoción de un modo novedoso. Tradicionalmente se ha asociado lo cognitivo con la razón y el cerebro, y por tanto con lo inteligente, positivo, profesional, científico, académico, masculino, apolíneo, Super-Yo, etc. Mientras que lo emocional se ha asociado con el corazón, los sentimientos, el Ello, lo femenino, lo familiar, la pasión, los  instintos, lo dionisíaco, etc. Es decir, tradicionalmente lo racional se ha considerado de un nivel superior a lo emocional. Goleman plantea el tema dándole la vuelta, en un momento en que la sociedad está receptiva para aceptar este cambio.
Publicaciones posteriores, por parte de múltiples autores, van desarrollando el concepto de inteligencia emocional. Algunas de las obras de referencia obligada son las siguientes:  Salovey y Sluyter (1997) llaman la atención sobre las aplicaciones educativas de la inteligencia emocional; Mayer, Salovey y Caruso (2000) exponen cómo se puede concebir la inteligencia emocional, como mínimo de tres formas: como movimiento cultural, como  rasgo de personalidad y como habilidad mental. En la década del dos mil han aparecido algunas obras de conjunto, con la colaboración de autores reconocidos, en las que se va exponiendo el estado de la cuestión con los últimos avances. Dentro de esta categoría es obligado citar las obras editadas por Bar-On y Parker (2000)Schulze y Roberts (2005) y Mestre Navas y Fernandez Berrocal (2007).
INTELIGENCIA EMOCIONAL SEGÚN SALOVEY Y MAYER

¿Inteligencia Emocional?

Según la versión original de Salovey y Mayer (1990), la inteligencia emocional consiste en la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones.
Según Mayer y Salovey (1997: 10), “la inteligencia emocional incluye la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual”. La inteligencia emocional se refiere a un “pensador con un corazón” (“a thinker with a heart”) que percibe, comprende y maneja relaciones sociales.
Estos autores han ido reformulando el concepto original en sucesivas aportaciones (Mayer y Salovey, 1993, 1997, 2007; Mayer, Caruso y Salovey, 1999, 2001; Mayer, Salovey y Caruso, 2000).
Una de las formulaciones que se toman como referencia es la siguiente (Mayer, Salovey y Caruso, 2000; Mayer y Salovey, 1997, 2007). La inteligencia emocional se estructura  como un modelo de cuatro ramas interrelacionadas:
1) Percepción emocional.
Las emociones son percibidas, identificadas, valoradas y expresadas. Se refiere a sí mismo, en otros, a través del lenguaje, conducta, en obras de arte, música, etc. Incluye la capacidad para expresar las emociones adecuadamente. También la capacidad de discriminar entre expresiones precisas e imprecisas, honestas o deshonestas.

Las emociones sentidas entran en el sistema cognitivo como señales que influencian la cognición (integración emoción y cognición). Las emociones priorizan el pensamiento y dirigen la atención a la información importante. El estado de humor cambia la perspectiva del individuo, desde el optimismo al pesimismo, favoreciendo la consideración de múltiples puntos de vista. Los estados emocionales facilitan el afrontamiento. Por ejemplo, el bienestar facilita la creatividad.

3) Comprensión emocional.
Comprender y analizar las emociones empleando el conocimiento emocional. Las señales emocionales en las relaciones interpersonales son comprendidas, lo cual tiene implicaciones para la misma relación. Capacidad para etiquetar emociones, reconocer las relaciones entre las palabras y las emociones. Se consideran las implicaciones de las emociones, desde el sentimiento a su significado; esto significa comprender y razonar sobre las emociones para interpretarlas. Por ejemplo, que la tristeza se debe a una pérdida. Habilidad para comprender sentimientos complejos; por ejemplo, el amor y odio simultáneo hacia una persona querida (pareja, hijos) durante un conflicto. Habilidad para reconocer las transiciones entre emociones; por ejemplo de frustración a ira, de amor a odio. 

4) Regulación emocional (emotional management).
Regulación reflexiva de las emociones para promover el conocimiento emocional e intelectual. Los pensamientos promueven el crecimiento emocional, intelectual y personal para hacer posible la gestión de las emociones en las situaciones de la vida. Habilidad para distanciarse de una emoción. Habilidad para regular las emociones en uno mismo y en otros. Capacidad para mitigar las emociones negativas y potenciar las positivas, sin reprimir o exagerar la información que transmiten.

Daniel Goleman y la Inteligencia emocional- Definición.

inteligencia-emocionalLa publicación de Emotional Intelligence de Daniel Goleman (1995) significa una difusión sin precedentes de un concepto que hasta entonces había pasado desapercibido. Este libro se convierte en un best seller en muchos idiomas. A partir de mediados de los noventa, la inteligencia emocional es un tema de interés general por parte de la sociedad, de tal forma que empiezan a aparecer artículos (primero en revistas de divulgación y después en las científicas) y libros sobre el tema. Para Goleman (1995: 43-44) la inteligencia emocional consiste en:
 
1) Conocer las propias emociones: El principio de Sócrates "conócete a ti mismo" se refiere a esta pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias emociones; reconocer un sentimiento en el momento en que ocurre. Una incapacidad en este sentido nos deja a merced de las emociones incontroladas.

2) Manejar las emociones: La habilidad para manejar los propios sentimientos a fin de que se expresen de forma apropiada se fundamenta en la toma de conciencia de las propias emociones. La habilidad para suavizar expresiones de ira, furia o irritabilidad es fundamental en las relaciones interpersonales.
3) Motivarse a sí mismo: Una emoción tiende a impulsar hacia una acción. Por eso, emoción y motivación están íntimamente interrelacionados. Encaminar las emociones, y la motivación consecuente, hacia el logro de objetivos es esencial para prestar atención, automotivarse, manejarse y realizar actividades creativas. El autocontrol emocional conlleva a demorar gratificaciones y dominar la impulsividad, lo cual suele estar presente en el logro de muchos objetivos. Las personas que poseen estas habilidades tienden a ser más productivas y efectivas en las actividades que emprenden.
4) Reconocer las emociones de los demás: Un don de gentes fundamental es la empatía, la cual se basa en el conocimiento de las propias emociones. La empatía es la base del altruismo. Las personas empáticas sintonizan mejor con las sutiles señales que indican lo que los demás necesitan o desean. Esto las hace apropiadas para las profesiones de la ayuda y servicios en sentido amplio (profesores, orientadores, pedagogos, psicólogos, psicopedagogos, médicos, abogados, expertos en ventas, etc.).
5) Establecer relaciones: El arte de establecer buenas relaciones con los demás es, en gran medida, la habilidad de manejar las emociones de los demás. La competencia social y las habilidades que conlleva, son la base del liderazgo, popularidad y eficiencia interpersonal. Las personas que dominan estas habilidades sociales son capaces de interactuar de forma suave y efectiva con los demás.
Inteligencia emocional Daniel Goleman - Basado en la definición de Emotional Intelligence de Daniel Goleman (1995)
LA REVOLUCIÓN EMOCIONAL
El espíritu de una época a veces se denomina como Zeitgeist, que es una palabra de origen alemán, de uso en diversas lenguas, que se utiliza para expresar la tendencia intelectual o clima cultural, a veces apasionada, que caracteriza un momento dado. El Zeitgeist de mediados de los noventa era favorable a lo emocional.
Como consecuencia de la obra de Goleman (1995), la inteligencia emocional ha ocupado las páginas de los principales periódicos y revistas de todo el mundo, incluyendo la portada de la revista Time (Gibbs, 1995). Este mismo año, el término Emotional intelligence fue seleccionado como expresión más útil de 1995 por la American Dialect Society (1995). A partir de mediados de los noventa se van multiplicando las publicaciones sobre el tema, tanto en revistas especializadas, como en cursos, obras de divulgación, periódicos y revistas. Hay un auténtico “boom” a partir de los años dos mil. Esta es la parte de divulgación del tema, que a veces ha producido malos entendidos, críticas y reacciones, haciendo que el término inteligencia emocional sea controvertido. Pero todo ello contribuye a justificar que se pueda hablar del movimiento de la inteligencia emocional como Zeitgeist.
Esta Zeitgeist conduce a observar unos cambios importantes en la conceptualización social de las relaciones entre emoción y razón. Las obras de Matthews (1997) y Dalgleish y Power (1999), entre otras, son un indicador de la necesaria complementariedad entre cognición y emoción. Esto supone un cambio importante respecto a la forma tradicional de pensamiento sobre estos conceptos.
Los cambios conceptuales y de mentalidad (Zeitgeist) son tan importantes, que se puede hablar de revolución en el pensamiento social. Hay elementos que inducen a pensar que a partir de en la última mitad de los años noventa se ha iniciado una revolución emocional, que afecta a la psicología, la educación y a la sociedad en general.
Algunas manifestaciones de esta revolución, además de lo que llevamos expuesto, son: 1) el aumento de estudios y publicaciones relacionadas con las emociones en psicología, que ha seguido un aumento exponencial entre 1995 y 2005; 2) la implicación de la neurociencia en el estudio del cerebro emocional, que ha producido más de 25.000 artículos en la década de los noventa y el desarrollo de organismos especializados en el tema, como el Instituto de Investigación sobre Emociones y Salud de la Universidad de Wisconsin, dirigido por Ned Kalin, todo lo cual ha hecho que se hable de la “década del cerebro” (El País, 5-9-1999: 42-44); 3) la enorme difusión que ha tenido la obra de Daniel Goleman, La inteligencia emocional (1995); 4) la aplicación de la inteligencia emocional en las organizaciones a través de cursos y libros; 5) la aplicación de la inteligencia emocional a la educación a través de la educación emocional; 6) la consideración de las emociones positivas desde una perspectiva de salutogénesis, lo cual ha contribuido a la constitución de la psicología positiva en el año 2000; 7) la toma de conciencia por parte de un sector cada vez mayor de educadores de cómo todo esto debe incidir en la práctica educativa; 8) la publicación de números monográficos sobre el tema en revistas especializadas, como por ejemplo el monográfico de Emotion en el 2001, Ansiedad y Estrés, en 2006, Psicothema también en 2006, etc.
Todas estas manifestaciones, junto con otras, sugieren insistentemente que la revolución emocional llegue a la práctica educativa. La sociedad y las personas que viven en un momento dado constituyen un eslabón entre el pasado y el futuro. La evolución impulsa a crear un futuro que haga irreconocible el pasado. La educación puede jugar un papel importante en estos procesos de transformación ideológica. Desde la revolución emocional se trata de imaginar metas orientadas hacia la estructuración futura de la sociedad de tal forma que posibiliten un mundo más inteligente y más feliz. Esto implica a las personas, consideradas individualmente, pero también a la sociedad en general. La confluencia de ambas fuerzas (persona y sociedad) puede constituir una revolución más trascendental para el bienestar y la calidad de vida que las revoluciones industrial, tecnológica o informática. Ésta es una llamada al esfuerzo colectivo, ya que son las personas quienes van a llevarla a término. Este libro puede considerarse como un grano de arena más en esta línea.